Agustín Rueda, 34 años después de su muerte

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Manana se cumplen 34 anos de la muerte de Agustin Rueda, producto de las torturas a la que fue sometido en la carcel de Carabanchel.

Agustin es una mas del centenar de victimas de ese franquismo ?genquistado?h en la cloacas del Estado durante esa transicion encumbrada por aquellos que han ejercido el poder o pretendian hacerlo al precio que fuera.

Esas victimas, que poco a poco, muy despacio y en voz baja, algunos se atreven a reivindicar, sabiendo que sus verdugos materiales, o con cargos de responsabilidad, la mayoria aun siguen entre nosotros sin la mas minima molestia.

?Hasta cuando?.

A modo de recordatorio, alguno de los recortes de prensa de la epoca y una interesante columna de opinion de Rosa Montero, diez anos despues de la muerte de Agustin.


{Decada. Por Rosa Montero}
El Pais.16 ENE 1988

Nada mas estrenar este flamante ano de 1988 hemos conseguido ya una proeza historica: cumplir una decada desde la muerte por feroz apaleamiento de Agustin Rueda con el juicio aun caliente. Todo un record. Ahora bien, estamos aprendiendo mucho. O deberiamos. Todos los dias la vista desenterro algun pormenor siniestro. Asi, con la perspectiva pudridora del tiempo transcurrido, el tormento de Rueda se ha convertido en un espejo horripilante de este pais, con directores que no dirigen, medicos que no medican y funcionarios que no funcionan. Y todos ellos aplicando su poco de muerte al cuerpo lacerado de Agustin.

Eduardo Cantos, el ex director de la carcel, declaro haber estado presente aquel dia en el interrogatorio de dos de los reclusos. De dos de los apaleados como ; Rueda. Y explico que no se entero de que les estuvieran pegando porque se encontraba de espaldas y hablando por telefono. Eso dijo Eduardo Cantos con toda impavidez y sin que le temblara la grasienta papada. Que apasionante llamada debia de estar realizando, que espaldas tan impenetrables y graniticas, para que alli, en el morrillo de su corpachon, se estrellaran y perdieran los quejidos, los insultos, los alaridos, el redoble seco de los golpes. Asi estan todos, sordos y ciegos. Y a su paso van dejando un reguero de sangre.

Pero esa ceguera, esa sordera, no son privativas de los acusados. Han tenido que pasar 10 anos para que se desempolvara el tema Rueda: a fin de cuentas, no era mas que un misero anarquista. Durante una larguisima decada todos nosotros nos hemos convertido en Eduardo Cantos. Magistrados que no magistran, politicos que no ejercen su labor politica, ciudadanos que no exigimos lo que debemos exigir, toda una sociedad de sordomudos. A que telefonos habremos estado llamando mientras Agustin Rueda moria una y otra vez en el olvido. Ahora, tantas veces asesinado, el cadaver de Rueda nos ha estallado al fin entre las manos. Estamos aprendiendo mucho. O deberiamos.


{La extrana muerte de Agustin Rueda.}
{Una historia que comenzo en Carabanchel y que ha concluido en Herrera de la Mancha }
EL PAIS. JOAQUINA PRADES 27/01/1980

Durante la noche del 13 al 14 de marzo de 1978, el preso Agustin Rueda murio en la carcel de Carabanchel. Esa misma noche, otros siete reclusos resultaron heridos de diversa consideracion, y tres dias despues, el juez dictaba auto de procesamiento por presunto delito de homicidio contra el director de la prision, Eduardo Cantos Rueda, el subdirector, un jefe de servicios y nueve funcionarios. Hoy, a casi dos anos del suceso, el sumario acaba de ser concluido y todos los procesados se encuentran en libertad condicional. Los siete presos lesionados fueron trasladados a varias carceles del pais; uno de ellos murio de un navajazo, algunos salieron a la calle y otros dos fueron destinados al penal de maxima seguridad de Herrera de la Mancha: Pedro Garcia Pena y Alfredo Casal Ortega, cuyos testimonios han sido decisivos en la investigacion.

La noche en que Agustin Rueda murio en la carcel madrilena de Carabanchel se habian vivido horas de gran tension. Un chivatazo habia hecho que los funcionarios descubrieran la existencia de un tunel de cuarenta metros por el que pensaban fugarse algunos presos. El jefe de servicios necesitaba saber quienes habian sido los promotores y quienes habian estando maquinando en sus cabezas la idea de burlar la vigilancia y escaparse al primer momento de descuido. Asi ordeno a varios funcionarios que se interrogase a algunos presos, a esos mismos que durante los ultimos dias se les habia visto moverse con cierto nerviosismo, a esos que normalmente oponian mayor resistencia para acatar el reglamento penitenciario de toda la vida y que incluso a alguno de ellos se le habia sorprendido a veces exponiendo extravagantes ideas?: que si habia que cambiar las condiciones de la prision, que si las carceles, tal y como funcionan, no sirven para regenerar a las personas, sino para embrutecerlas?; que si no se que sobre una tal COPEL, y cosas por el estilo, entre ellas, insistentemente, que habia que salir de alli como fuese y vivir en libertad. Eran las dos de la tarde del dia 13 cuando cuatro funcionarios sacaron de la celda a Alfredo Casal, un preso de veintidos anos que cumplia condena por un atraco de 5.000 pesetas, para conducirle ante el despacho del jefe. Alli, Alfredo estuvo repitiendo una y otra vez que ??del tunel ese yo no se nada??, hasta que el jefe les hizo un gesto a los funcionarios mientras pronunciaba la palabra abajo. Abajo significaba someterse al interrogatorio en serio, de esa manera con la que es dificil seguir negando algo, lo que sea, durante mucho tiempo. Alfredo recuerda que fue conducido a la rotonda, conocida en el argot carcelario como la ??perra chica??, y situada en la parte inferior del penal. Nada mas llegar, dice que comenzo a sentir escalofrios. ??Era puro miedo??, asegura. Y es que lo que vio no le podia dejar mucho margen de dudas sobre lo que le aguardaba: en la habitacion habia diez funcionarios, a los que luego identifico en sucesivas rondas de reconocimiento ante el juez, que estaban ??descamisados, con las porras de goma encima de la mesa y en clara disposicion de comenzar el interrogatorio??.

No mas de doce minutos estuvo Alfredo en la ??perra chica??; salio de alli con ??claras huellas longitudinales y en forma transversal, de las, al parecer, marcas dejadas sobre su torax por las llamadas defensas de goma empleadas contra el declarante?; intenso hematoma en region superior nasal y cuencas orbitales, y huellas congestivas en ambas manos??. Alfredo reconoce que, dentro de lo que cabe, tuvo mucha suerte. Otros companeros suyos salieron peor librados del interrogatorio: a Jorge Gonzalez se le aprecio ??contusion en el hombro derecho, con probable fractura, pequenos y multiples hematomas, como los que pueden producirse golpeando con los nudillos??; a Jose Luis de la Vega, ??multiples y pequenos hematomas, vergajazos multiples y amplia contusion en la parte baja del hemotorax izquierdo??; a Juan Antonio Gomez Tovar, fractura de costilla; a Miguel Angel Melero, ??extenso hematoma en muslos y nalgas, amoratados, congestionados y esquimoticos ambos hombros??; a Felipe Romero, ??contusiones erosivas, hematomas y contusion en orbita derecha, con hemorragia conjuntival??, y finalmente, a Pedro Garcia Pena, ??contusion en hombro izquierdo y base de region esternal??.

Pero Alfredo insiste en que tuvo suerte, no porque las palizas fuesen menores, eso no -dice que el puede asegurarlo-, pero si que fueron relativamente breves. A los doce minutos de su comienzo, el jefe entro en la sala y ordeno a los funcionarios que parasen. ??Dejad a este, ya tenemos todos los detalles que nos interesan sobre quienes han abierto el tunel??. Y en cuanto dijo esto se marcharon todos.

Agustin Rueda estaba barriendo el patio cuando fueron a buscarle. Parece ser que le condujeron tambien a la ??perra chica??, pero no es posible conocer los detalles exactos de su interrogatorio, ya que, obviamente, el no pudo ir a declarar ante el juez, y despues de las palizas, cuando se reunio con algunos companeros, nada relato de lo que le habia pasado. Solo repetia una y otra vez que se encontraba muy mal y que le parecia que iba a morirse. Su agonia, de mas de seis horas, fue presenciada en parte por Alfredo Casal, porque cuando dejo la ??perra chica?? fue trasladado a las celdas destinadas a los condenados a muerte (??No se trataba de ninguna ironia, es que estas celdas eran precisamente las mas aisladas y estaban vacias??) y alli encontro, acostado sobre la colchoneta y retorciendose, a su companero Agustin, y a pocos metros, pero este en mejor estado fisico, a Miguel Angel Melero.

“No sentia las agujas”

??Agustin estaba como postrado??, recuerda Alfredo. ??Decia que avisaramos al medico, porque estaba muy mal y el pensaba que se iba a morir. Al poco rato llego el doctor, le estuvo mirando e incluso le clavo unas agujas en las piernas, y Agustin no se quejaba, no decia nada, porque es que no las sentia, ?no? A mi, si me clavan agujas en las piernas, me pongo a chillar, y el ni se movio, asi es que era porque no se enteraba.??

El doctor, segun el testimonio de Alfredo Casal, parecio no darle mucha importancia al estado de Agustin. No ordeno que le trasladasen a la enfermeria. Por lo que cuenta Alfredo, se limito a decirle que si se sentia tan mal era porque ??habia cogido humedad mientras habia estado excavando el tunel??. Agustin le pidio primero al medico, a los funcionarios, que le ayudasen para ir al retrete, porque el se sentia incapaz de andar. Tampoco le hicieron caso y se hizo sus necesidades encima, sin apenas moverse de la colchoneta.

Cuando llego la hora de la cena, Alfredo subio a por la comida de los tres, ya que era el quien mejor se encontraba fisicamente. Esa noche habia para cenar sopa, un segundo que no recuerda y una naranja de postre. Miguel Angel tomo la mitad de la sopa y todo el postre, mientras que Agustin no probo nada, solo tomo naranja y media y repetia que tenia mucha sed. Alrededor de las diez y media, cuatro funcionarios de la enfermeria se llevaron a Agustin en la misma colchoneta en que estaba tendido, ??estaba ya inconsciente, con un movimiento raro y alarmante en los ojos y no nos dijo nada cuando se marcho, yo creo que es que ya ni nos veia??.

Los siete presos que relatan haber sufrido malos tratos ese dia creen que a Agustin le pegaron en la rotonda de la perra chica, aunque ninguno lo vio. Pero aseguran deducirlo, porque, dicen, esa habitacion produce mucho eco y ellos estuvieron un buen rato oyendo los gritos de su companero y el sonido seco de los golpes. Alguno testimonio que habia visto tirar unos cubos de agua sobre la persona que se hallaba dentro y de la que reconocian la voz de Agustin, ??seguramente para reanimarle??. Despues vieron muy cerca de esa rotonda unas zapatillas y un pantalon de pana marron, sucio, de alguien que no pudo quitarse la prenda y se hizo sus necesidades encima.

Estos fueron los datos que entre todos aportan sobre su companero. En la enfermeria nadie le vio, y alrededor de las siete de la manana del dia 14 se empezo a correr la voz de que estaba muerto.
Varias horas despues, sobre las 11.30 horas del dia 14, se recibio una llamada telefonica en el juzgado de guardia de Madrid. El director de la carcel, Eduardo Cantos, anunciaba que ??en el Hospital Penitenciario se encuentra el cadaver del recluso Angel Rueda Sierra??. La pregunta inmediata del juez fue si la muerte habia sido natural o violenta, a lo que el senor Cantos respondio?: ??No lo se. Ahora voy a averiguarlo y les volvere a llamar.??? Esta nueva llamada se realizo media hora despues: ??El cadaver ese de que les hablaba tiene algunos sintomas de lesiones en la cabeza y el cuerpo, pero no puedo precisarles ni el origen ni la importancia de esas lesiones.??

“Se cayo por las escaleras”

Inmediatamente, el juez de guardia, Luis Lerga; el secretario del juzgado, el fiscal y el medico forense se trasladaron al hospital de Carabanchel. Alli yacia, sobre una mesa, el cuerpo sin vida de Agustin Rueda, vestido con unos pantalones de pijama de color verde. Las lesiones de que hablaba el director de la prision le parecieron al medico forense ??hematomas y heridas producidas con vergajazos u otros objetos contundentes, unas seis o siete horas antes de fallecer??. El juez quiso saber entonces el origen de las lesiones y esta fue la respuesta: ??A nosotros nos parece que estas lesiones las sufrio ayer por la manana, cuando le estabamos trasladando a las celdas de aislamiento. Se cayo por las escaleras, ?sabe??, y cuando fuimos a levantarle nos amenazo con un cuchillo, en actitud muy agresiva, asi es que tuvimos que reducirlo con nuestras defensas de goma reglamentarias.??

La autopsia, realizada al dia siguiente, comenzaba: ??El cadaver pertenece a un varon de unos veinticinco anos de edad, de habito atletico, bien constituido, nutrido y fuertemente musculado.??? En el estomago encontraron los restos liquidos de la naranja que le subiera Alfredo. Entre las conclusiones finales se decia:

1. Se trata de una muerte violenta, producida por un shock traumatico.
2. Ha sido consecuencia de un apaleamiento generalizado, prolongado, intenso y ??tecnico??.
3. No ha habido asistencia correcta desde el momento de las lesiones hasta la muerte.

Diez funcionarios, a prision

Nada mas tomar declaracion a los responsables de la prision, a los funcionarios, y a los otros siete reclusos lesionados, el juez decreto libertad bajo fianza de 200.000 pesetas para el director, Eduardo Cantos, igual tratamiento, pero con una fianza de 300.000 pesetas en fecha 5 de mayo, para los medicos Barrigow y Casas, acusados del delito de imprudencia temeraria, y prision incondicional sin fianza para el subdirector, Antonio Rubio, el jefe de servicios, Luis Liron de Robles, y los funcionarios Julian Marcos Minguez, Hermenegildo Perez, Nemesio Lopez, Alberto de Lara, Jose Luis Rufo, Jose Javier Flores, Jose Luis Esteban y Alfredo Luis Mallo, ya que, segun consta en el auto, ??actuando provistos de porras de goma interfirieron al recluso Agustin Rueda lesiones en la mayor parte del cuerpo, a lo largo del interrogatorio, que determinaron su fallecimiento??.

Los citados funcionarios permanecieron casi un ano en la carcel de Segovia, de la que salieron en libertad bajo fianza al cabo de ese tiempo. El jefe de servicio, Luis Liron, fallecio en el mes de marzo del pasado ano, a causa de un infarto de miocardio.

En cuanto a los siete reclusos que resultaron heridos la misma noche en que murio Agustin, fueron trasladados a las prisiones de Ocana, Burgos, Malaga y Puerto de Santa Maria. Dos de ellos, Alfredo Casal Ortega y Pedro Garcia Pena, fueron trasladados a su vez en el mes de agosto pasado al penal de maxima seguridad de Herrera de la mancha, en Ciudad Real. Hasta ese momento, ambos reclusos habian acudido a las sucesivas citaciones del juez instructor para declarar acerca de los malos tratos presuntamente realizados la noche del suceso. Identificaron en diversas rondas de reconocimiento a los funcionarios que creian recordar como autores de los hechos y se ratificaron en sus declaraciones varias veces. En cada declaracion iban anadiendo mas detalles segun iban rememorando la reconstruccion de la historia.

“Quiero ser bueno”

Sin embargo, a las pocas semanas de su Ingreso en Herrera ocurrio un hecho sorprendente. En una de sus visitas a Herrera de la Mancha, el letrado Guhl Navarro se encontro con un Alfredo Casal cliente suyo desde varios anos antes, ??completamente distinto al que yo conocia. Incluso en los rasgos fisicos. Del joven animoso que yo recordaba, cuenta el abogado, me encontraba sentado frente a un ser desmoralizado, que no contestaba a mis preguntas sobre si tenia miedo y de por que me hablaba siempre con evasivas. Habia dos funcionarios proximos al locutorio y cuando Alfredo observo que estos ya no miraban me hizo un gesto con la mano, moviendola como cuando alguien quiere expresar las palizas. Yo le pregunte si queria presentar denuncia, pero el se nego. “Ni pensarlo”, contesto secamente.??

En una entrevista posterior de Guhl Navarro a Herrera, Alfredo pidio a su abogado que redactase alli mismo un escrito de retirada de las denuncias contra los funcionarios de Carabanchel. ??Quiero ser bueno y no quiero tener mas problemas??, fueron las palabras textuales de Alfredo. El escrito que queria firmar ??para no tener mas problemas?? decia asi: ??Es mi voluntad retirar la denuncia contra los funcionarios de prisiones implicados y procesados en el sumario 21/78 (el de Agustin Rueda) del Juzgado de Instruccion numero 2 de Madrid. Mediante este escrito me aparto formalmente de mi acusacion en dicho sumario??, finalizaba.

Era el dia 21 de noviembre del pasado ano. Por estas fechas se recibieron en este mismo juzgado otros dos escritos. Uno, del abogado Guhl Navarro trasmitiendole al juez sus ??serias dudas sobre la libertad de decision en que Alfredo Casal ha optado por retirarse de una acusacion sobre la que nunca habia mostrado el menor indicio de vacilacion??. y otro de Fernando Casal Moreno. padre de Alfredo, en el que comunicaba su deseo de que su hijo fuese sometido a examen medico y psiquiatrico porque ??a lo largo de mis visitas he observado en el sintomas de palidez excesiva y una cierta pobreza de espiritu que parece estar motivada por miedo y terror??.

Unos meses antes, el 13 de agosto, Pedro Garcia Pena habia acompanado un escrito de renuncia similar, con unas connotaciones espectaculares: ??Si yo preste declaracion de que Agustin Rueda habia muerto a consecuencia de las palizas que le dieron los funcionarios, ahora digo que no, que los malos tratos no fueron suficientes para quitarle la vida. y que cuando Agustin fue trasladado rapidamente a la enfermeria, cualquier preso podia entrar en ella y actuar impunemente y ser uno de los reclusos el autor de su muerte.?? En esta misma declaracion de Pedro se anadia que ese recluso que pudo matar a Agustin Rueda lo hizo por intereses relacionados con la organizacion COPEL, ??a la que interesaba que los funcionarios cargaran con la culpa de esa muerte??.

“Intranquilidad de conciencia”

Sin embargo, como en pura logica no acababa de entenderse el que Pedro Garcia se ratificara en varias declaraciones aportando todo lujo de detalles sobre los sucesos de aquella noche y que de repente alegase que todo era falso, incluyo un tercer punto aclaratorio en su renuncia: ??Si yo he declarado en contra de los funcionarios??, finaliza, ??es porque he estado coaccionado y amenazado de muerte por la COPEL, y temia sus amenazas. Pero ahora, aqui en Herrera de la Mancha, he sentido una intranquilidad de conciencia que me hace declarar la verdad para que no paguen por un delito personas que no lo cometieron??.

Las renuncias de Alfredo y de Pedro no acabaron de convencer al juez. Asi, el 10 de enero pasado les mando trasladarse a Madrid para tomarles declaracion. Al principio, Pedro Garcia Pena se mostro esquivo y hasta ironico en sus respuestas al juez. Ante la insistencia de su senoria sobre si eran ciertas las declaraciones que habia firmado en su escrito de renuncia, Pedro contesto?: ??Si yo he hecho cuatro declaraciones en un sentido y ahora escribo otra diciendo todo lo contrario, al poco tiempo de ingresar en Herrera, saque usted sus propias conclusiones, senor juez.?? ??Bueno, pero ?son ciertas o no??, quiero que tu me lo digas??, insistia el magistrado Luis Lerga. ??Si, claro??, respondia Pedro, usted quiere que yo se lo diga, pero despues el que vuelve a Herrera soy yo?c??

Finalmente, Pedro se animo a declarar y de sus afirmaciones puede destacarse: ??Fue un grupo de funcionarios de los que no quiero dar el nombre por temor a represalias, los que, bajo amenazas, me hicieron escribir la renuncia en la biblioteca de la carcel. Y lo hice porque me convenia y si quieren que lo haga otra vez, lo hare por temor a los malos tratos.??

Sin embargo, Pedro declaro en su testimonio judicial que fueron ciertas todas las declaraciones efectuadas durante el procedimiento y, por tanto, falso lo que decia en la renuncia. Esto mismo declararia Alfredo Casal, aunque Alfredo fue mas explicito a la hora de resenar los motivos por los que retiro las acusaciones. Su relato comienza el mismo dia en que ingreso en Herrera, el 3 de agosto. ??Alli fui golpeado por varios funcionarios.?? Junto con los nombres de pila de los funcionarios, anadio todo tipo de detalles sobre su fisico, lugares donde trabajaban y todas aquellas cosas que pudieran ayudar al juez para identificarles. ??En esta primera paliza perdi el conocimiento y cuando lo recobre estaba ya en mi celda, donde permaneci aislado durante 42 dias.??

??Mastique y trague??

Esa misma noche, sobre las doce y media, varios funcionarios le condujeron ante el jefe de servicios, ??que estaba sentado detras de una mesa metalica que hay en el hall de la galeria de aislamiento??. Encima de la mesa, Alfredo reconocio su carpeta, un portafolios negro en el que habia estado guardando recortes y escritos de todas sus declaraciones en el sumario de Agustin Rueda. Y recuerda que, despues de unos golpes de bienvenida, le invitaron a sentarse. ??Bueno, bueno, hombre, sientese y tenga un cigarro??, le dijeron. ??No fumo, gracias??, contesto el. ??Vamos a leer juntos estos papeles que tiene aqui y al final ya veremos que pasa si no me convence lo que usted escribe.?? Alfredo recuerda que comenzo a leerlos en silencio, uno por uno, que mientras lo hacia no pronunciaba palabra y que solo de vez en cuando levantaba la vista del papel y le miraba a el muy fijamente. Cuando termino, le dijo: ??Empiece a comerselos. Mastique y trague.?? ??Yo no me como nada??, contesto. ??Que no, ?eh? ?c??

Cuenta Alfredo que ante la contundencia de los golpes, hizo de tripas corazon y partiendo los papeles en trozos muy pequenitos comenzo a masticar y tragar. Asi, dice, hasta doce folios. ??Me daban unas nauseas tremendas, se me revolvia el estomago porque ademas, ?sabes?, los folios eran mas bien gruesos. Si yo hubiese sabido esto, los habria comprado mas finitos, de esos transparentes, pero, en fin ?c?? Ahora puede contarlo con cierta dosis de humor, porque ya lo ha digerido y se encuentra en Carabanchel, provisionalmente, con motivo de su venida a Madrid para declarar ante el juez. Tres horas dice que duro la ingestion de documentos y que para tragarlos mejor bebia constantemente de un botijo que le trajeron los propios funcionarios. Tardo varios dias en poder volver a comer con normalidad los alimentos usuales, y al poco tiempo se retracto por escrito de todo lo denunciado anteriormente, ??y puedo asegurar??, anade, ??que hubiera escrito todo lo que me hubiesen pedido??.

Despues de tragarse Alfredo sus propias denuncias, un funcionario le explico que el era amigo personal de algunos de los funcionarios que ??por su culpa?? habian sido encarcelados en Segovia y que, como buen companero, haria lo posible por defenderles. Dicho esto, nuevamente ofrecio un cigarrillo a Alfredo, y en este punto termina la declaracion.

Ahora, el sumario 21/78 correspondiente al caso Agustin Rueda, cuyo contenido ha sido realizado con ??extraordinaria escrupulosidad??, segun palabras del juez Luis Lerga, acaba de ser concluido y remitido a la Audiencia Nacional. Hasta que se fije la fecha del juicio, que en medios proximos al juzgado instructor se temia se prolongase aun mas de un ano, los procesados continuaran en libertad y los dos presos, Alfredo Casal y Pedro Garcia, cuyo testimonio ha sido decisivo para la investigacion de los hechos, esperaran con los dedos cruzados para que, cuando llegue el miercoles, dia en que se efectuan los traslados en las prisiones, no les devuelvan de Carabanchel a Herrera.


{Los forenses afirman que Agustin Rueda tenia golpes en el 70% de su cuerpo}
EL PAIS- Madrid – 05/01/1988

JOSE YOLDI, Domingo Sastre y Gregorio Arroyo, forenses que realizaron la autopsia del recluso Agustin Rueda apaleado y muerto en la prision de Carabanchel el 13 de marzo de 1978, afirmaron ayer que el preso fallecido presentaba golpes en el 70% de la superficie de su cuerpo. Las afirmaciones de estos dos peritos de que Rueda fue objeto de la paliza “generalizada, prolongada, intensa y tecnica” fueron confirmadas por otros seis medicos forenses que intervinieron en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid

Los peritos explicaron que la paliza fue generalizada porque solo el 30% de la superficie del cuerpo del recluso no tenia contusiones; fue prolongada porque “no se hizo en cinco minutos” y fue realizada por varias personas; fue intensa por la potencia de los golpes, que derivo en una perdida de mas de tres litros de sangre, y, finalmente, fue tecnica porque no habia golpes en organos vitales. Segun los forenses, es significativo que no hubiera golpes en la nuca o en el craneo, que hubieran producido al detenido la muerte instantanea.

Los forenses aseguraron que el origen de las lesiones que presentaban Rueda y los otros presos golpeados era el mismo y que se produjeron en un espacio de tiempo parecido, por ejemplo, la misma manana. Anadieron que ninguna de las lesiones de Rueda fue posterior.

Esto destruye la hipotesis de la defensa que supone que la muerte de Rueda fue producto de golpes posteriores a la reduccion del recluso por los funcionarios en la manana del dia 13 y que, segun esa hipotesis, podrian haber sido causados por otros presos, mas concretamente de la Coordinadora de Presos en Lucha (Copel). Segun los medicos, todos los reclusos tenian signos de haber sido golpeados con defensas (porras de goma), aunque Rueda presentaba ademas heridas .producidas por algun objeto duro no flexible. Los forenses precisaron tambien, a preguntas de la acusacion, que por la posicion de los golpes -gran parte de ellos en los antebrazos- Rueda se encontraba en una actitud defensiva, con la manos cubriendose la cabeza, y no en una posible actitud agresora, lo que invalida la tesis de los funcionarios de que le -golpearon en la mano para quitarle un cuchillo con el que, segun los funcionarios, el fallecido les atacaba.

No hubo infarto

Los doctores negaron que Agustin Rueda hubiera sufrido un infarto, y precisaron que lo que hubo fue una infiltracion sanguinea en el endocardio como consecuencia de los golpes recibidos.

Sobre la causa de la muerte, los medicos afirmaron que se produjo por choque hipovolemico (disminucion de sangre en el torrente circulatorio), ya que como consecuencia de los golpes perdio en hematomas alrededor del 607. de la sangre. Los forenses precisaron que hasta el 20% de perdida no aparecen sintomas. Entre el 20% y el 50% de perdida de sangre se reduce la tension y aumentan las pulsaciones. Los medicos que asistieron a Rueda debieron de haberlo apreciado y ordenar su ingreso para realizar transfusiones.

En la tercera fase, de mas del 50%, como fue la de Rueda, la situacion es irreversible, con un aumento del pulso a 130 pulsaciones y una reduccion de la tension a menos de 7. Este informe contradice lo afirmado por los medicos procesados Jose Maria Barigou y Jose Luis Casas, quienes aseguraron que las lesiones de Rueda no revestian gravedad.


+ informacion:
“Sumario 22/79. Herrera de la Mancha, una historia ejemplar”, de Manolo Revuelta. Editorial La Piqueta- Queimada 1980.
http://www.portaloaca.com/historia/biografias/2932-agustin-rueda-preso-anarquista-asesinado-en-la-carcel-en-1978.html

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